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"Enredos y enredos"
Julia Amezúa
Lope ambientó su comedia “Los locos de Valencia”, escrita en su destierro en la ciudad del Turia, en la Casa de los locos, pionera en acoger enfermos mentales que vagaban por las calles y eran maltratados. En ella recrea el mundo al revés en el espacio cerrado del hospital, donde los cuerdos se fingen locos y obedecen a quienes lo son de verdad. Y explora la locura de amor y la fingida, temas que responden al gran interés en la literatura dramática del siglo XVI por el loco y las relaciones entre locura y cordura. Lo que sucede es que en el montaje de la compañía valenciana, se prescinde del tema de la comedia, pues se limitan a servir, en una escenografía sencilla de maletas y con un aderezo de canciones, el enredo amoroso entre unos personajes que sufren calentura de amores y buscan apagarla como sea. La explotación y actualización del clásico quedan, pues, reducidas a un enredo sin interés.
Por su parte, Morboria Teatro afronta una comedia de Molière, cuya obra inteligente si es bien representada resulta fresca y actual; el francés integra en “Los enredos de Scapin” fuentes clásicas de Terencio y Plauto con la farsa y la comedia del arte, para crear con éxito una pieza llena de comicidad. Más allá del enredo amoroso en el que los intereses de los hijos chocan con los de los padres avaros, destaca Scapin, el que siempre escapa de los engaños que urde y que incluso acomete ensoberbecido por su don de manipular a los otros con la palabra y la imaginación. Morboria resuelve la pieza en dos horas, en una puesta en escena con un decorado evocador del mar, con objetos como redes y sacos. El público ríe desde el principio, captado por las bromas de los actores y la comicidad de la pieza. Sin embargo, el nivel actoral y la interpretación son muy irregulares, pues salvo excepciones como Aguado en Scapin, Del Palacio en Arganta, Casales en Geronte y Gutiérrez en Silvestra, los demás no convencen. Las canciones nada aportan, dilatan el ritmo y distraen del texto, que bien matizado e interpretado, encantaría por sí mismo.
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