Planeta LiTeatrura

A principios de 2011, a orillas del río Cega, nació el Planeta LiTeatrura, un espacio que se nutre de mi experiencia docente, de mi labor como divulgadora de la cultura en distintos medios y de mi pasión por la literatura y el teatro. Si decides entrar en este planeta y notas que te falta el aire, no te apures y ponte en contacto de inmediato con alguno de sus habitantes. ¡Suerte!


viernes, 17 de febrero de 2023

BERCEO Y EL VASO DE BUEN VINO





     Gonzalo de Berceo, el primer poeta castellano de nombre conocido, nació en Berceo (La Rioja) a finales del siglo XII y murió en la segunda mitad del siglo XIII. 

En el pequeño monasterio de Suso (arriba), en San Millán de la Cogolla, se encuentra el portalón donde Berceo escribía. 

Fue un clérigo que escribió vidas de santos y una colección de milagros de la Virgen. De Berceo, podemos aprender muchas cosas en nuestro tiempo, una de ellas, para todos los que tengan que enseñar o comunicar, es que la letra con el humor entra mucho mejor:


quiero hacer una prosa en roman paladino,

con el cual suele el pueblo hablar a su vecino;
pues no soy tan letrado para hacer otro latino
bien valdrá, como creo, un vaso de buen vino.


(Segunda estrofa de su "Vida de santo Domingo de Silos")


     Como buen juglar (de historias de santos, en este caso), después del trabajo hecho,  Berceo pide un premio: un vaso de buen vino. También lo hará el arcipreste de Hita en el "Libro de buen amor" (estrofa 1633), cuando pida que le paguen con una oración:  

Señores, hevos servido con poca sabiduría:
por vos dar solás a todos fablévos en jograría.
Yo un galardón os pido: que por Dios en romería
digades un pater noster por mí e ave María. 

Recuerda que en la poesía juglaresca medieval es frecuente que los juglares pidan un premio (dineros, vino, por ejemplo)  por su actuación. Así se ve al final del "Cantar de mío Cid". 


¿Sabías que en el siglo XI, en el monasterio de Suso, los monjes apuntaron sus comentarios en las partes difíciles de entender de los antiguos códices y que lo hicieron en romance? Estas glosas o comentarios se llaman las "Glosas Emilianenses" y se consideran las primeras manifestaciones escritas de una lengua romance peninsular.



RECURSOS 

1. Para saber más de su biografía, pincha aquí: 


2. Si quieres conocer a algunos  fans de Berceo y unirte a ellos (Antonio Machado, Rubén Darío, Ramón Pérez de Ayala, Manuel Machado), no dudes en pasarte por: 

lunes, 13 de febrero de 2023

EL BUEN AMOR Y LOS DOS PEREZOSOS

                    


             Hay en el Libro de buen amor  un ejemplo que cuenta que dos perezosos  competían por una mujer. Después de leerlo, resuelve estas actividades :


1. Retrato de los dos perezosos.
2. Fíjate en la mujer; ¿cuándo se expresa con ironía? 
3. ¿Cuál es en realidad el consejo del arcipreste al buen amante?
4. ¿Qué palabras son sinónimos y antónimos de "perezoso"?
5. ¿Qué tipo de estrofa se emplea?
6. ¿Qué es un ejemplo?



Te diré la historia de los dos perezosos

que querían casarse y andaban ansiosos:
ambos de la misma dueña estaban deseosos,
los dos eran apuestos y verás cuán hermosos:

el uno era tuerto de su ojo derecho,

ronco era el otro, de la pierna contrahecho;
el uno contra el otro tenía muy gran despecho,
creyendo cada uno su casamiento hecho.

Díjoles la dueña que ella quería casar

con el más perezoso, a aquel quería tomar;
esto decía la dueña queriéndolos burlar.
Habló luego el cojo, creyéndose adelantar;

dijo: "Señora, oíd primero mi razón:

más perezoso soy que este mi compañón:
por pereza de extender el pie hasta el escalón,
caí de la escalera, quedé con esta lesión.

Asimismo pasaba nadando por un río,

hacía gran calor, el mayor del estío,
perdíame de sed, mas tal pereza crío,
que por no abrir la boca, perdí el hablar mío".

Cuando calló el cojo, dijo el tuerto: "Señora,

pequeña es la pereza de la que éste habló; ahora
os diré la mía: no visteis igual en ninguna hora,
ni verle igual puede  nadie que a Dios adora. 

Yo estaba enamorado de una dueña en abril,

estando delante de ella, tranquilo y humil, 
vínome desprendimiento a las narices muy vil:
por pereza de limpiarme perdí a la dueña gentil.

Más os diré, señora: una noche yacía

en la cama despierto y muy fuerte llovía,
dábame una gotera del agua que caía,
en mi ojo, muy fuerte, a menudo me hería.

Yo tuve gran pereza de la cabeza apartar,

la gotera que os digo, con su fuerte golpear,
el ojo del que soy tuerto acabó por quebrar;
debéis, por más pereza, dueña, conmigo casar".

"No sé" -dijo la dueña- "de esto que contáis

qué pereza es más grande, ambos pares estáis
bien veo, torpe cojo, de cual pie cojeáis;
veo, tuerto sucio, que siempre mal miráis.

Buscad con quien caséis, pues mujer no se paga

de perezoso torpe ni que vileza haga".
Por lo tanto, amigo mío, que en tu corazón no yaga
ni tacha ni vileza que a dueña despaga.

(A. de Hita, LBA. Editorial Castalia, Odres Nuevos).