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Centro de Artes Escénicas y de la Música
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Artículo publicado hoy en ABC (C y L):
“Un Sueño fallido”
“Sonho de Uma Noite de Verao”, basado en la obra de Shakespeare y en “The Fairy Queen” de Purcell. Compañía: Teatro Praga. Dirección musical: M. Magalhaes. Orquesta: Os Músicos do Tejo. FÀCYL. CAEM. Salamanca.
Julia Amezúa
Teatro Praga cerró el Festival Internacional de las Artes con el estreno en España de “Sueño de una noche de verano”, metáfora, al decir de uno de los directores del montaje, de la relación del poder con el arte. La rompedora compañía portuguesa plantea un montaje basado en la obra de Shakespeare y en la semi-ópera barroca de Purcell (así lo anuncian en el programa) que aúna diversos lenguajes: teatral, musical, televisivo y artes plásticas.
Sin embargo, nada encontramos de Shakespeare, a excepción del título, de nombres de personajes y alusiones epidérmicas a la magia de la fantástica comedia. El resto se reduce a encuentros y desencuentros amorosos de varias parejas y a discusiones de actores sobre la dramaturgia del espectáculo. Todo sucede en una habitación verde tras el escenario, donde las acciones de los intérpretes se graban para proyectarse en una tela grande, de modo que los espectadores asisten en tiempo real a lo que ocurre en ese espacio verde (se supone que es el equivalente al bosque de Shakespeare, pero sin la riqueza de significados de aquel). Hermia ama a Lisandro, pero debe casarse con otro; Helena adora a Demetrio, pero éste quiere ser libre. Todos beben el vino mágico del hada y experimentan una borrachera sentimental que los confunde más de lo que estaban. Duermen y tras la resaca ( es la segunda parte) siguen enredados en su laberinto sentimental. Hacia el final, los actores del grupo “The End of Irony” interpretan la parodia de Píramo y Tisbe, inspirada en la que hicieron los Beatles (disponible, por cierto, en la red) de la escena de la comedia de Shakespeare.
El resultado es, pues, un montaje muy largo, de tres horas de duración (hay 30 minutos de descanso), en el que en torno al culebrón sentimental de los personajes (que cansa y aburre), se suceden instalaciones plásticas y piezas musicales, que son el verdadero y único plato fuerte e interesante del espectáculo, con la orquesta barroca, los solistas y el grupo vocal que interpreta a Purcell. Al final, aplausos y desconcierto.