Planeta LiTeatrura

A principios de 2011, a orillas del río Cega, nació el Planeta LiTeatrura, un espacio que se nutre de mi experiencia docente, de mi labor como divulgadora de la cultura en distintos medios y de mi pasión por la literatura y el teatro. Si decides entrar en este planeta y notas que te falta el aire, no te apures y ponte en contacto de inmediato con alguno de sus habitantes. ¡Suerte!


miércoles, 29 de febrero de 2012

DONKA, UNA CARTA A CHÉJOV


(CompagniaFinziPasca) http://www.youtube.com/watch?v=OxlrMJ1AOzg&feature=related

        Hace unos días pasó por Valladolid Daniele Finzi Pasca con su último espectáculo de circo "Donka, una carta a Chéjov", creado en 2010, en homenaje al escritor ruso. Puedes leer mi crítica publicada hoy en ABC (CyL): Un espectáculo que hechiza

“Donka, una carta a Chéjov” de Daniele 
Finzi Pasca. Dirección: Finzi Pasca. Composición musical: Maria 
Bonzanigo. Producción: Teatro Sunil y Festival Internacional de Teatro 
Chéjov. Teatro Calderón. Valladolid. 

Julia Amezúa

     EN 2010, el Festival Chéjov de Moscú encargó a Daniele Finzi Pasca un homenaje al escritor ruso por el 150 aniversario de su nacimiento. El resultado fue este bello «Donka, una carta a Chéjov», nuevo circo en la línea estética de otros realizados por su creador, como «Nebbia» o «Rain» (Cirque Éloize). Donka es el nombre ruso de la campanilla de la caña de pescar que suena al morder el pez el anzuelo, palabra que va como anillo al dedo a este montaje interdisciplinar en el que los clowns, presentes desde el principio, articulan las escenas, aportando datos y pensamientos del autor ruso, para que el público muerda el anzuelo: «hoy no pescamos nada, pero contamos bellas historias».
    Finzi Pasca se inspira en Chéjov para recrear la atmósfera poética de la Rusia finisecular, que envuelve los números circenses. Pero no importa tanto en este montaje la plasmación de escenas del teatro o de los cuentos chejovianos (un ejemplo: las tres hermanas en frágil equilibrio en la divertida escena del trapecio) como la creación de un espacio poético de gran fuerza visual que invita a desinhibirse, soñar y dejar volar la imaginación. Con dramaturgia leve, la vida y la obra de Chéjov es la excusa: así vemos a ocho artistas vestidos de época que dominan las técnicas circenses y que irrumpen en el escenario para dar vida fugazmente a personajes frustrados, con una vida a punto de estallar, característicos del mundo creado por el escritor (los artistas resbalan en el hielo, tropiezan, no se sostienen en el trapecio, se retuercen). Predominan escenas con médicos que curan o estudian enfermos, lo que no es casualidad en Chéjov, médico y escrutador de la naturaleza humana. También se evocan su amor por el viaje, la vinculación familiar y su pasión por el teatro. El espectáculo impacta por su enorme fuerza visual, potenciada por la música, los sonidos, los juegos de luces y los efectos de sombras mediante nuevas tecnologías. Todo está medido. Muchos aplausos.

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